jueves, 28 de febrero de 2019

Imagen relacionada

EL PERGAMINO NÚMERO UNO | OG MANDINO

    Hoy comienzo una nueva vida. 

   Hoy mudo mi viejo yo, las contusiones del fracaso y las heridas de la mediocridad.
   Hoy nazco, de nuevo y mi lugar de nacimiento es una viña donde hay fruto para todos.
   Hoy cosecho uvas de sabiduría de las vides más altas y cargadas de fruta de la viña, porque éstas fueron plantadas por los más sabios de mi profesión que han venido antes que yo, de generación en generación.
   Hoy saboreo el gusto de las uvas frescas de las vides, y ciertamente me «trago la semilla del éxito encerrada en cada una y una nueva vida retoña dentro de mí.
   La carrera que he escogido está repleta de oportunidades, y al mismo tiempo está llena de angustia y desesperación, y los cadáveres de aquellos que han fracasado, si se los pusiera uno encima del otro, proyectarían su sombra por encima de todas las pirámides de la tierra.
   Y sin embargo, yo triunfo, puesto que en mis manos sostengo las cartas de mar que me guían a través de corrientes peligrosas hasta las playas que sólo ayer me parecían un sueño.
   El triunfo y el éxito son mi recompensa. Así como la naturaleza no ha hecho provisión alguna para que mi cuerpo tolere el dolor, tampoco ha hecho provisión para que mi vida sufra el fracaso. El fracaso, como el dolor, es ajeno a mi vida. En el pasado lo acepté como acepté el dolor. Ahora lo rechazo y estoy preparado y abrazo la sabiduría y los principios que me sacan de las sombras para internarme en la luz resplandeciente de la riqueza, la posición y la felicidad, muy superiores a mis más extravagantes sueños hasta que aún las manzanas de oro en el jardín de las Hespérides no parecerán otra cosa que mi justa recompensa.
   El tiempo le enseña todas las cosas a aquel que vive para siempre, pero no puedo darme el lujo de la eternidad. Y sin embargo dentro del tiempo que se me ha asignado practico el arte de la paciencia, porque la naturaleza no procede jamás con apresuramiento. Para crear el olivo, el rey de todos los árboles, se requieren 100 años. Una planta de cebolla es vieja después de 9 semanas. He vivido como una planta de cebolla. Pero he estado inconforme con ello. Ahora quisiera ser el más grande de los árboles de olivo, y en realidad el más grande de los triunfadores.
   ¿Y cómo lo lograré? Porque no tengo ni los conocimientos ni la experiencia para alcanzar la grandeza, y ya he tropezado en ignorancia y caído en el charco de la compasión por mí mismo. La respuesta es sencilla. Comienzo mi viaje sin el estorbo de los conocimientos innecesarios o la desventaja de una experiencia carente de significado. La naturaleza me ha proporcionado ya el conocimiento y el instinto muy superiores a los de cualquier bestia en el bosque; y a la experiencia se le ha asignado un valor exagerado, especialmente por los viejos que asienten sabiamente con la cabeza y hablan estúpidamente.
   En realidad la experiencia enseña sistemáticamente, y sin embargo su curso de instrucción devora los años del hombre de manera que el valor de sus lecciones disminuye con el tiempo necesario para adquirir su sabiduría especial. Y al final se ha malgastado en hombres que han muerto. Además, la experiencia se compara con la moda. Una acción o medida que tuvo éxito hoy será irresoluble e impráctica mañana.
   Solo los principios perduran y éstos poseo, porque las leyes que me conducen a la grandeza figuran en las palabras de estos pergaminos. Me enseñan más a evitar el fracaso que a alcanzar el éxito, porque ¿qué es el éxito sino un estado mental? ¿Qué dos personas, entre mil sabios, definirán el éxito con las mismas palabras? Y sin embargo el fracaso se describe siempre de la misma forma. El fracaso es la incapacidad del hombre de alcanzar sus metas en la vida, cualesquiera que sean.
   En realidad, la única diferencia entre aquellos que han fracasado y aquellos que han tenido éxito reside en la diferencia de sus hábitos. Los buenos hábitos son la clave de todo éxito. Los malos hábitos son la puerta abierta al fracaso. De manera entonces que la primera ley que obedezco, y que precede a todas las otras es la siguiente: Me formo buenos hábitos, y soy dueño(a) de esos hábitos.
   Cuando era niño(a), era esclavo de mis impulsos, ahora soy dueño(a) de mis hábitos, como lo son todos las personas que han crecido. He rendido mi libre albedrío a los años de hábitos acumulados y las acciones pasadas de mi vida han señalado ya un camino que amenaza aprisionar mi futuro. Mis acciones son gobernadas por el apetito, la pasión, el prejuicio, la avaricia, el amor, el temor, el medio ambiente, los hábitos, y el peor de estos tiranos es el hábito. Por lo tanto si tengo que ser esclavo de los hábitos, que sea esclavo de los buenos hábitos. Los malos hábitos deben ser destruidos y nuevos surcos preparados para la buena semilla.
   Adquiero buenos hábitos y me convierto en su dueño.
   ¿Y cómo realizo esta difícil empresa? Lo hago por medio de estos pergaminos, porque cada uno contiene un principio que desaloja de mi vida un hábito malo y lo reemplaza con uno que me acerca al éxito. Porque hay otra ley de la naturaleza que dice que sólo un hábito puede dominar a otro. De manera que para que estas palabras escritas cumplan la tarea para la cual han sido designadas, me disciplino a mí mismo y adquiero el primero de mis nuevos hábitos que es el siguiente: Repito durante 8 minutos la declaración del experimento del millón de dólares, leo un pergamino diferente cada día y agradezco diariamente.
   ¿Y qué realizaré mediante este hábito? Reside aquí el secreto oculto de todas las realizaciones del hombre. Al hacer esta labor, las palabras se convertirán pronto en parte integral de mi mente activa, pero aún más importante, se filtrarán también hasta la otra mente mía, ese misterioso venero que nunca duerme, que crea mis sueños, y con frecuencia me hace proceder en una forma que no comprendo.
   A medida que las palabras de este nuevo hábito son absorbidas por mi misteriosa mente, comenzaré a despertar, todas las mañanas, con una vitalidad que no había conocido nunca. Mi vigor aumenta, mi entusiasmo se acrecienta, mi deseo de enfrentarme con el mundo domina a todos los temores que antes me asaltaban al amanecer, y soy más feliz de lo que jamás había pensado que fuese posible.
   Finalmente, descubro que reacciono ante todas las situaciones que me confrontan como los pergaminos me ordenaron que reaccionara, y pronto estas acciones y reacciones son fáciles de realizar, porque todo acto se hace fácil con la práctica.
   De manera entonces que nace un hábito nuevo y bueno, porque cuando un acto se hace fácil mediante la repetición constante se convierte en un placer realizarlo, y si es un placer realizarlo corresponde a la naturaleza del hombre el realizarlo con frecuencia. Cuando lo hago con frecuencia se convierte en un hábito y yo me convierto en su esclavo y puesto que éste es un buen hábito, ésta es mi voluntad.
   Hoy comienzo una nueva vida.
   Y me hago un solemne juramento de que nada retarda el crecimiento de mi nueva vida. Por nada se interrumpe este nuevo hábito porque el día que pierda no podrá recobrarse jamás ni podré sustituirlo por otro. Sigo adelante, sigo adelante con este hábito del experimento del millón de dólares, los pergaminos de Og Mandino y mi agradecimiento diario, y en realidad, los pocos momentos que pase en este nuevo hábito serán un precio insignificante que tendré que pagar por la felicidad y el éxito que son míos.
   Y mientras trabajo con cada palabra, jamás permito  que la brevedad de cada pergamino ni la simplicidad de sus palabras me lleven a tratar livianamente el mensaje. Miles de uvas se prensan para llenar una botella de vino y el hollejo y la pulpa son arrojados a los pájaros. Así es con estas uvas de sabiduría de los siglos. Mucho se ha filtrado y arrojado a los vientos. Solo la verdad pura yace destilada en las palabras que vienen. Bebo según las instrucciones y por nada derramo ni una gota. Y la semilla del éxito ingiero.
   Hoy mi viejo yo se ha vuelto polvo. Camino erguido entre las personas y no me reconocen, porque hoy soy una nueva persona, con una nueva vida.
   
   Al repetir las palabras de este hábito nuevo, se convertirán pronto en parte integral de mi mente activa; pero aún más importante, se filtran también hasta la otra mente mía, ese misterioso venero que nunca duerme, que crea mis sueños, y con frecuencia me hace proceder en una forma que no comprendo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

  PERGAMINO 1  RETO NOCTURNO DE RIQUEZA ABUNDANTE Y PROSPERIDAD NUESTRO SEGUNDO CANAL: https://www.youtube.com/channel/UCIITs8hLxhgZgdKDuX...